domingo, 7 de agosto de 2011

La orientación preuniversitaria

En un momento en el que el estudiante se ve envuelto por una nube de interrogantes, ha de encontrar respuestas. ¿Qué capacidades poseo y puedo potenciar, que estudios tienen más salidas profesionales, a qué se dedica exactamente un profesional de este sector o esta rama, estudiaré oposiciones, seré autónomo?… en definitiva a qué me dedicaré los próximos cincuenta años de mi vida. Una decisión así, marca toda la vida.
El individuo, ha de velar por el aprovechamiento adecuado de sus capacidades, habilidades y aptitudes.  La elección ha de ser la correcta para evitar, entre otras cosas, engrosar los datos que reflejan el abandono durante los dos primeros años de universidad (entre el 30% y el 50%).
El 36% de los estudiantes eligieron sus estudios por azar o porque era la carrera que ofrecía mayores salidas profesionales (datos Fundación BBVA).

En lo que afecta a cómo puede un preuniversitario tener conocimiento de sus capacidades personales para elegir en virtud de ellas y para fomentarlas, desde el punto de vista de Doña Pilar Laguna, la figura del orientador y los gabinetes pedagógicos tienen un papel fundamental en la materia y las Universidades trabajan activamente con dichos centros y con los responsables. Además, desde las Universidades se definen los perfiles recomendados para cada titulación, de forma que un preuniversitario conoce de antemano cuáles son las capacidades, habilidades y destrezas que son recomendados para cursar una titulación.
Doña Paloma, habla de la figura del profesor-tutor como aquella que puede conocer de forma cercana las carencias y destrezas del alumno; es aquella persona de la que puedes aceptar un consejo. Don Vicente Condés, en cambio, aboga por un programa de estudios en el que los dos primeros años sean comunes para cada rama educativa. De esta manera esos dos años previos de formación general junto a un asesoramiento y seguimiento adecuado, los tres siguientes serían para que el alumno terminase su especialidad con un mayor conocimiento.
Con una aportación que pasa el ámbito estricto de la universidad, Doña Valerie confía en el contacto con los profesionales y las profesiones, así como la asistencia a jornadas de orientación y formación. La educación actual es muy técnica, no incide en el ámbito del autoconocimiento y debería desarrollarse desde que somos pequeños.
Tanto Doña Enedina y su colega Don Santiago Escribano están de acuerdo en que la vocación en un factor determinante, pero que esto afecta a una pequeña minoría, especialmente a los estudiantes de ciencias de la salud. Ambos formulan una crítica. No existe un sistema de información fiable que permita al alumno afrontar esta decisión con un mínimo de garantías, dice Don Santiago. Doña Enedina, da un paso más completando la respuesta de su colega; considero, concluye, que el sistema de información debe perfeccionarse e institucionalizar la información a los alumnos preuniversitarios. 

Cuando hablamos de los aspectos que afectan a la elección de estudios Doña Pilar hace una distinción general de estudiantes, en dos grupos. Aquellos que ven claro lo que desean estudiar y los que tienen dudas. Para el primer grupo recomienda que la elección esté basada en motivación y vocación, igualmente opina Don Jesús María Terciado, aunque añade además los resultados académicos como segundo factor a valorar. En cuanto al segundo grupo, continua Doña Pilar, puede facilitar e influir en su elección conocer las salidas profesionales del mercado laboral.
Doña Paloma, defiende que ha de existir un equilibrio entre las capacidades que posee el alumno y los puestos de trabajo donde son valoradas para acertar con la elección.
Considera también que es importante reflexionar sobre la influencia familiar ya que en la mayoría de las ocasiones tendemos a hacer lo que hemos visto en nuestras casas o lo que nos recomiendan nuestros padres. Doña Valerie, advierte de la gran influencia que los padres tienen sobre la decisión; ocupan un papel importante en la educación, por eso deberían tener una visión más abierta. Resalta como idea madre, no obstante, que el factor clave es orientarnos hacia lo que de verdad nos apasiona.

Por último, Doña Josefina Cambra realiza una enumeración de los tres factores que considera más relevantes. Por un lado, habla de la escuela, la cual tiene el deber de orientar, atendiendo solo a lo que es mejor para el alumno. El papel de la familia es el segundo factor. La familia, en esta ocasión, adquiere un matiz de carácter socio-económico; debe calibrar su capacidad para soportar el esfuerzo económico que requieren determinados estudios. Por último, y como colofón a este primer enfoque en la orientación del preuniversitario, pone Doña Josefina de relieve al estudiante; durante el bachillerato tiene la ocasión de conocer y valorar sus propias aptitudes y capacidades, y debe ser plenamente consciente de que será sobre sí mismo sobre quien recaerán las consecuencias buenas o malas de su acierto o desacierto.





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